sábado, 22 de diciembre de 2007

Tos...

Me duele el pelo. Muy por debajito de las 3 capas de mi piel, he hecho cosas que no debo y debo cosas que no he hecho. En la sien, me traiciona lo que pienso, aquello que invento, y se contrapone con lo que siento.

Delante de mis ojos, hay gestos: pequeños espacios llenos, que puedo ver, habitando en un medio flotante, van desde una sonrisa ajena a mis lágrimas, y que decodifico como mensajes secretos. Mientras con mis dedos, voy mirando por la ventanilla, para que no me hagan ceder el asiento, el pulmón se cansa de leer cosas implícitas.

No pasan las moléculas por mi membrana y me faltan los nutrientes de la calma y las células de las sonrisas casuales.. Las mitocondrias me miran pidiendo una respuesta que no les puedo dar, y amenazan con irse a paro.

Mis caderas quieren tener una función verdadera, y en una rodilla guardo el lapiz de las palabras bonitas, me cuelgo en una oreja la mochila de los futuros recuerdos, esperando que pasen los días y se me vaya la tos de la cabeza.