Hoy intente inhalar algo de aire. Pero todo era confuso. Mil imágenes que pasaban dentro y fuera de mi "gullivera". La gente se movía como una onda estacionaria. Y me faltaba el aire, como siempre. Opté por hacerme a un lado, esa situación en que te vas del lugar, a conversar con la persona que mas sabe lo que sientes: tu mismo.
Pero muchas preguntas se cruzan, el sentimiento de estar fuera de lugar; es el verlos a todos en la misma actitud y sentir que no es la tuya, ni el lugar ni el momento.Quizás no es eso, y es que lo cambiaria todo por poder inhalar un poco del aire que sueño. Sigo ahogada. Avanzando, solo donde mis adoloridas extremidades me llevan, casi como por inercia. Paso sombras y nebulosas de aires que no me corresponden. Fue entonces cuando pude inhalar. Y respiré perfumes de tulipanes y jazmines.
Inhalé hasta llenar mis pulmones, mi estomago, mi sangre. Y respiré olor a chocolates, a guindas y a frutas silvestres. Y mis ojos lloran por el aire que los embriaga. Y me sentí honrada de estar bajo su pedacito de cielo. De sentir los pájaros que siente cantar. De inhalar el mismo halo de frescura, y mis pulmones henchidos de aire y gloria. Y vinieron ángeles a saludarme, y me traían coronas de haces de luz y colores. Y esta isla me sostiene, exhibiendo un nuevo pedazo de tierra, a cada paso que pronuncio dar.
Pero avanzar me hace migrar; y pasar este verano, dando inicio, o mas bien, continuando las nebulosas y el invierno que significa el resto.Y vuelvo entonces, ahora reaparecen todos, con la falta de aire, y ya me duele la nariz de respirar este frío. Cuando quiera, puedo volver a ese Edén. Cuando quiera, pisar su calle de nuevo. Cuando quiera, inhalar.
sábado, 24 de marzo de 2007
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