Flotando en una tarde larga de domingo de chocolates, me siento una vez más a escribir. Haciendo un
recuento de los últimos días de fin de semana largo, caigo en la cuenta de que se fueron 4 días destinados a medio trabajo, medio descanso.
Partieron meditativos en una micro, aunque según recuerdo lo que me decía un antiguo y apreciado compañero de colegio, nunca es posible meditar si el ambiente no te proporciona las condiciones adecuadas, mientras cruzaba sus piernas en posición como para decir:
"ooooms" Cierto o no, la cuestión es que me puse a escribir, entre frenazos y tiritones proporcionados por un improvisado bus-micro alimentador, que para mi infortuna, me tocaron amarillos por el sector donde vivo, quitándome toda posibilidad con anticipación, a sentirme en un "nuevo sistema de transportes".
En fin, al principio de esta semana y sentada junto a la rayada ventana, llegaba a conclusiones tales como:
"descubro que 4 años de depresiones varias se disfrazan en una forma de afrontar los días, si hoy me despierto triste me auto-infrinjo poca energía y baterías bajas"... ..."voy basando los hechos según la canción que resulta de este shuffle, podría descargarme mirando feo a quien pasa a mi lado"... pero justo cuando terminaba de poner el punto en esta frase, levanto la vista y reconozco una mirada de una de esas personas que "ubicas" pero no te atreves a saludar, sintiéndote incapaz de abusar de la confianza pero a la vez tonta por no haber saludado, si entre millones de personas, una mirada amable nunca sobra. Bajo la vista y la sumerjo entre las letras chuecas que resultaron de las imperfecciones de las calles.
Pasan los días entre: la música muy fuerte de una buena tocata, que me deja 3 días con un oído pensando que mi cercanía al parlante derecho finalmente no era una posición estratégica en el recinto; una girla's night de copuchas, actualizaciones, juegos y cortometraje con mis nenas chicas; una tarde completa de sonrisas y regaloneos con
"the one for me" que aparte de agradecer, la tomo como recarga para empezar una fea semana; y una noche de café, cigarros, bromas y vouyerismo, en la casa de la
pequeña oscura.
Terminan estos cuatro días en los que descubro que debería haber dormido más, trabajado antes y comido menos (aunque mi nueva amiga, la balanza, me cuenta que bajé 2 kilos comiendo, raro!); entre chocolates y una canción de disco antiguo, donde unos en ese entonces jóvenes y hippies Beatles me sacan palabras de la boca para cantar:
"There are places I'll remember
All my life though some have changed
Some forever not for better
Some have gone and some remain
All these places have their moments
With lovers and friends I still can recall
Some are dead and some are living
In my life I've loved them all"... De la canción
In my life del, en mi opinión, más hippie de sus discos: Rubber Soul, escrita un 3 de Diciembre de 1965. En esos años, 4 días se me hubiesen ido en hechos más psicodélicos, nunca es malo soñar un poquito.